Fuente: El Progreso (14/08/2011)
Los bosques gallegos esconden historias y recuerdos, que han salido a la luz de la mano de muchos de los que se vieron obligados a emigrar, en busca de la oportunidad que allí no encontraron. A las puertas de los Ancares lucenses se encuentra una pequeña parroquia en el municipio de Becerreá, Quintá da Cancelada, que tras años viendo el desgaste de su memoria, ha querido buscar una alternativa y encaminarse en la recuperación histórica del entorno y las tradiciones.
En este marco, los vecinos de Quintá celebraron ayer la II Festa da Gaita, en una jornada enxebre y como las de antes, donde se reunieron amigos y familiares a compartir experiencias, comer al aire libre y, finalmente, disfrutar de una tarde de verano al son de muiñeiras y jotas.
La iniciativa surgió el año pasado del objetivo de Chema Álvarez y Juanjo Fernández —organizadores del evento, y este último profesor y conocedor de la historia y tradición de la gaita en Galicia—, de reunir a las gentes de la villa en recuerdo de las costumbres y la vida que antiguamente se respiraba en la zona lucense.
Con la colaboración de la Asociación Castaño y Nogal, que persigue el mismo fin de acondicionar el entorno rural de la villa —ejemplo de ello es la reconstrucción del antiguo camino del río Donsal, un recorrido de 15 kilómetros previsto para en senderismo—, se celebró, por segundo año consecutivo esta cita con los gaiteros. Se trata de una fiesta protagonizada por «los que regresaron a su tierra después de emigrar, con más medios y conocimientos, para recuperar tradiciones», explicó Xerardo Pardo de Vera, quien fue alcalde de Becerreá en la década de los 80.
Y así, a eso del mediodía, un gaiteiro más que conocido y querido en la zona, Miguel Rivero López, recibió un homenaje de los suyos.
Miguel, aficionado desde siempre, tomó contacto por primera vez con la música tradicional a los quince años. «Collía a gaita dun gaiteiro do pobo e empezaba a chirlar con ela», explicó.
Aprovechando sus habilidades, de oído se aprendió la primera pieza, a partir de la cual muchas otras se sumaron al repertorio. «Facendo o servicio militar, un dos veteranos escoitou como eu tocaba e ofreceume tocar na banda », añadió Miguel.
A los 22 años se hizo con su primera gaita y el tiempo lo ha convertido en la figura que hoy representa en Quintá da Cancelada, uno de los vecinos más conocidos y queridos.
La Festa da Gaita es, como afirmó Chema Álvarez, «un complemento máis» al reclamo turístico de la zona. «A actividade non ten ningún interés económico. É todo altruísmo», comentó el organizador.
«O que nós queremos é render homenaxe a Miguel en recordo de todos os nosos maiores», añadió Álvarez. «É unha festa con moito cariño, para que a xente de fóra nos visite e se quede a comer nas nosas casas», explicó, ya que los vecinos de Quintá ofrecen «a mellor das acollidas» a los foráneos, «dándolles cobixo e alimento», como, recuerda el organizador, se hacía antaño.
En total, la fiesta reunió a veintidós gaiteiros venidos de Palas de Rei, As Nogais, Cervantes y Vigo, quienes, gaita al hombro, comenzaron a tocar desde la mañana en lo que fue una jornada intensiva de folclore, familia y mucha morriña.