Fuente: La Voz de Galicia (15/07/2012) BENIGNO LÁZARE
Cuando Aníbal Piñeiro le compró a Osorio de Láncara la línea regular de autocares entre Becerreá y Sarria era frecuente que tuviese que habilitar el segundo de los dos coches para reforzar el servicio, debido al número de viajeros. Hoy, por término medio viajan entre cinco y seis personas, según dice su hijo, Salvador Piñeiro. |
Sin embargo, los medios de que dispone la empresa se invirtieron, porque la hacen viable el transporte escolar y el discrecional, que compensan el déficit de la línea regular. Hace 51 años Aníbal pagó 600.000 pesetas por una concesión y dos autocares muy viejos, sobre todo uno. Con las reparaciones que tuvo que hacer para que siguieran funcionando, el coste subió a más de un millón de pesetas, que era una cantidad respetable, aunque en euros se quede en 6.000.
Durante 20 años Aníbal compartió la propiedad y el trabajo con su cuñado, y además de realizar un viaje diario de ida y vuelta entre Becerreá y Sarria también iban a las ferias de la comarca. Por entonces, los 30 kilómetros entre ambas localidades eran un viaje de dos horas por una pista de piedras y con paradas constantes. Ahora la distancia sigue siendo la misma pero, salvo el pasaje, todo mejoró y el tiempo del viaje es de 40 minutos. Los pocos usuarios que utilizan el coche de línea son gente que va desde los pueblos de la zona a Sarria o a Becerreá, desplazándose un máximo de unos 15 kilómetros.
Aníbal se jubiló y su hijo Salvador está al frente desde hace menos de una década, pero lleva 26 años trabajando con su padre y conduciendo autocares. Tras casarse también se incorporó su mujer, Guadalupe, que conduce y hace otras funciones en la empresa. Además, tienen dos empleados fijos y durante el curso son siete personas trabajando, varias eventuales.
Desde el Ford y el Barreiros iniciales fueron ampliando y mejorando la flota hasta llegar a la media docena de vehículos en la actualidad, todos nuevos o en buen estado por las imposiciones del transporte escolar. Dos son de 55 plazas, uno tiene 33 y otros tres son de 20. Salvador señala que el último vehículo grande que compraron costó 180.000 euros, y los pequeños valen 60.000.
El gerente de Autocares Piñeiro de Becerreá asegura que en el transporte de personas son muchos menos que en el de mercancías, en el que había comenzado su padre, pero también hay una gran competencia, sobre todo para los viajes discrecionales. Cae de cajón que cada vez que aumenta el precio de los combustibles la incidencia en el negocio es notable.
Aníbal Piñeiro López.
Las astillas
Salvador Piñeiro Castro, Guadalupe Plaza Arias y Daniel Piñeiro Plaza.
Aníbal tiene 84 años; Salvador, 46; Guadalupe, 44 y Daniel, 20.
Profesión
Profesionales del transporte de viajeros.