Fuente: La voz, 26 de mayo de 2016
Hace un año, el lugar de O Castrillón, en la aldea de Pumarín de Arriba, en la parroquia de A Veiga, una enorme maleza cubría la zona sin que nadie supiese o imaginase que debajo se escondía un castro. Ni Patrimonio ni el Concello de Becerreá tenían constancia de este patrimonio, aunque lo podían sospechar por el topónimo.
Fue el desbrozado del terreno para convertirlo en un pastizal lo que puso al descubierto parte de las estructuras del castro, mientras que otra zona sigue cubierta por monte alto (toxos) y otras especies forestales.
«Puidemos comprobar que ten forma ovalada, cunhas medidas aproximadas de 120 por 65 metros. Estaba protexido por unha muralla de pedras e terra en todo o seu perímetro, se ben desta, debido ao alto grado de alteración que padeceu dende hai séculos (foi dedicado a terras de cultivo) esta muralla perdeu case toda a altura, manténdose en pé algúns tramos, do que o máis alto, hoxe en día, non pasa de medio metro», explica el historiador Xabier Moure, del colectivo Patrimonio dos Ancares, descubridores de este castro, el número 30 de los inventariados en el municipio de Becerreá, aunque hay indicios de otros tres aún por localizar. Este nuevo asentamiento castrexo se encuentra en una colina a 624 metros de altitud y cerca de los castros de Cantiz, Vilamane y Monel.