Fuente: La Voz de Galicia (27/11/2011) «Nacéronnos os dentes nisto do comercio, tanto á miña nai como a min». Lo dice Xosé Manuel Vázquez Díaz, continuador de un establecimiento de confección y de calzado en Becerreá fundado por sus progenitores. Él ya es la tercera generación de la familia. |
Hace muchos años, o más aún, muchas décadas, Carmen González montaba un puesto de venta de telas e hilos en las ferias de Becerreá, los días 3 y 19 de cada mes. Fue la primera incursión de la familia en el incipiente mundo del comercio. Le suministraban el material y ella se limitaba a venderlo al aire libre, sin ninguna otra infraestructura.
La experiencia le gustó a su hija, Carmen Díaz González, que con 15 años pidió permiso a sus padres y abrió una tienda de no más de 25 metros cuadrados en la calle Carlos III. Vendía lo mismo que su progenitora en el campo de la feria, pero amplió el negocio y abría todos los días, domingos incluidos. «Sen embargo, as ventas durante a semana e a fin de semana mantíñanse baixas; os días fortes seguían sendo os de feira», dice su nieto, Xosé Manuel. Tiene una explicación: la villa era bastante más pequeña, había menos dinero y la mayor parte de la gente aún residía en las parroquias de toda la comarca, que solo se desplazaba los días de mercado.
Carmen (hija) se casó con José Vázquez, un zapatero de Saa que hacía, arreglaba y vendía calzado en otro local alquilado muy próximo a la tienda de telas. Como el aprovechamiento de las sinergias no es un invento reciente, decidieron comprar un local en la misma calle Carlos III. Lo acondicionaron y, cuando estaban a punto de abrirlo, les surgió la posibilidad de ampliarlo con otro contiguo. Los acondicionaron de nuevo y unificaron allí la confección y el calzado. Al poco tiempo José dejó esa actividad y se hizo cargo de ambas secciones Carmen. Hace 15 años llevaron a cabo una tercera ampliación, con el local del bar de al lado, que se trasladó y les permitió disponer de una superficie de unos 120 metros cuadrados.
El matrimonio tuvo dos hijos, una pareja. Siguiendo la tradición familiar, ambos salieron lo que se dice negociantes y a edad temprana. Xosé Manuel se familiarizó con el olor de los tintes de las telas ya desde niño, y con el trato con los clientes que llevaba su madre. Estudió una rama de FP de equipos informáticos y trabajó siete años en una empresa de Madrid, que lo tuvo de la ceca para la meca. «Canseime e aburrinme de tanto viaxar, e víñenme porque tiña claro que quería vivir en Becerreá, onde nacín e me criei», asegura Xosé Manuel. Primero trabajó en las ferreterías de su hermana y de su cuñado en Lugo y al cabo de un tiempo, cuando se jubiló su madre, se hizo cargo de la tienda.
Tras un año de continuismo comercial, comenzó a introducir cosas nuevas e incorporar ropa para un público intermedio, de entre más de 20 y 50 años. En el 2007 hizo una pequeña reforma en el local y hoy cree que consiguió mantener la mayor parte de la clientela que tenía su madre y sumarle otra más joven.
Más del 70% de lo que vende es de origen gallego, pero también compra artículos procedentes de la zona del mediterráneo y de importación. Los proveedores de su madre eran de Cataluña, Levante y de la parte de Toledo, básicamente. Ahora hay menos almacenes y viaja un par de vedes por año a ferias de Madrid y Barcelona, y en alguna ocasión también va a París o a Londres. Tiene un perfil de la tienda en Facebook y se plantea una página web, pero de momento sigue siendo partidario del trato directo.
Carmen Díaz González
La astilla
Xosé Manuel Vázquez Díaz
La madre cumplió 77 años y su astilla tiene 41
Profesión
Comerciantes, ella jubilada
«Nacéronnos os dentes nisto do comercio, tanto á miña nai como a min»
«Víñenme porque tiña claro que quería vivir en Becerreá, onde nacín e me criei»