Fuente: La Voz de Galicia (15/07/2009)
Los científicos creen que la gruta fue más grande y se derrumbó con el cambio climático de hace 10.000 años El yacimiento arqueológico de la cueva de Valdavara, en Becerreá, es en su conjunto una muestra espectacular de los efectos del gran cambio climático que se produjo al terminar la última era glacial. Esta es la hipótesis que manejan actualmente los investigadores de la Universidade de Santiago (USC) y de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona que llevan a cabo una nueva campaña de sondeos en este paraje, donde desde el año 2007 se han localizado importantes vestigios de diferentes épocas de la prehistoria. Las últimas averiguaciones realizadas por el equipo encargado de estos trabajos fueron expuestas ayer durante una visita que realizó a las excavaciones el rector de la universidad compostelana, Senén Barro. |
La cueva, de dimensiones muy reducidas, se encuentra en una empinada ladera del valle del río Cruzul. En opinión de los científicos, la cavidad actual es solo una parte de una gruta considerablemente más grande que se desmoronó hace unos 11.000 o 10.000 años, debido a la erosión causada por las abundantes precipitaciones que se registraron en aquel período, durante el cual el clima se volvió más húmedo y cálido y se fundieron las grandes masas de hielo que cubrían gran parte del continente. Por debajo de la entrada de la cueva hay una gran cantidad de rocas calizas de diferentes tamaños que -según indican los investigadores- muestran indicios claros de haber formado parte de una caverna, ya que contienen residuos de estalactitas y estalagmitas. El arqueólogo Manuel Vaquero, codirector de esta campaña, señala que estos derrumbamientos han sido documentados en otros yacimientos de esta misma etapa, situados igualmente en cuevas o abrigos de roca caliza.
Vaquero indica por otro lado que los depósitos sedimentarios del suelo del interior de la cueva parecen estar estructurados de la misma forma que los de la parte exterior, lo que corroboraría que tanto una zona como la otra formaron parte de una única gruta más grande que la actual. Uno de los objetivos principales de la campaña arqueológica que se desarrolla este mes en el yacimiento consiste precisamente en demostrar la supuesta relación entre los sedimentos del interior y del exterior y obtener más datos que ayuden a reconstruir la estructura original de la caverna.
La cueva, por otra parte, estuvo habitada antes y después del derrumbe. En la zona situada ante la entrada de la cavidad se han hallado restos de industrias del Mesolítico, una época de transición entre el Paleolítico y el Neolítico que transcurrió al acabar la última glaciación. El yacimiento de Becerreá, por lo tanto, se afianza como un enclave de especial interés para estudiar el efecto que tuvieron en las poblaciones humanas del noroeste los grandes transformaciones climáticas y ambientales de la prehistoria.