Se hospedarán en el hostal Ancares, al que llegaron durante la tarde de este miércoles provenientes de Alcalá. El alcalde del municipio, Manuel Martínez, ofrece su ayuda: "É unha cuestión de solidariedade, de dereitos humanos"
Fonte: El Progreso SILVIA IGLESIA 31/JUL./24
Con sentimientos encontrados que cabalgaban entre el alivio, la satisfacción, la fatiga y la añoranza llegaron en la tarde de este miércoles a Becerreá las 69 personas refugiadas procedentes de África. En su mayoría vienen huyendo de la guerra de Mali, aunque también algunos son naturales de Mauritania o de Senegal.
A media tarde llegaba el autobús con los jóvenes, todos ellos hombres adultos, y sus pesadas mochilas, esas que se cargan a la espalda y que van mucho más allá del mero equipaje. Su viaje arrancaba por la mañana en Alcalá de Henares, el lugar en el que casi todos pasaron las últimas semanas a la espera de encontrar un enclave definitivo en el que forjar un futuro.
Hasta cinco meses y tres días en el caso de un senegalés de 29 años que prefirió no dar su nombre. Recién aterrizado y tras dejar la maleta, fumaba sentado en el único tramo de calle que, a la sombra, se salvaba del sofocante e inusual calor.
Agradecía la calma con la que Becerreá le daba la bienvenida, después de pasar por un Madrid "con mucha, mucha gente". Allí recaló después de dos meses en Almería, nueve días en Tenerife y cuatro desde Mauritania hasta la isla canaria.
Sobre su futuro, una mueca de indecisión. Es pronto para saber qué deparará la travesía. En Senegal quedaron su madre, su hermano gemelo y "la necesidad", la que lo obligó a dejar atrás su casa. Al llegar a su nueva morada en poco más podía pensar que "en comer algo y descansar un poco".
Los jóvenes, todos ellos hombres adultos, llevan ya varios meses en la Península
Las habitaciones de la pensión Os Ancares, reorganizadas para dar cabida a unas cuatro personas en cada una, serán ahora su refugio y el de sus compañeros. Al menos así será durante unos meses, si bien depende de la situación de cada persona y de las circunstancias que lo rodeen, tal y como trasladan desde la Delegación del Gobierno.
Frente al alojamiento, tras ser acomodados por varios voluntarios de la ONG Rescate, muchos charlaban en grupos, había risas algo fatigadas y otros se asomaban a saludar el nuevo paisaje.
"¿Aquí no hay playa?", quería saber un joven maliense por la ventana, al tiempo que miraba a lo lejos y preguntaba el nombre de la montaña que se erguía ante los ojos. "Os Ancares", se le respondió. "Mañana, a caminar", dijo.
Mientras tanto, esperaban la llamada de la hora de la cena, preparada a base de productos locales facilitados por la cooperativa ancaresa A Carqueixa. Pero hasta llegar ahí, la actividad fue constante en la pensión durante todo el día, y en jornadas anteriores, con el objetivo de adecuar cada una de las estancias para facilitar su asentamiento.
Voluntarios de Rescate los acompañarán para tenderles la mano en un nuevo comienzo, en un nuevo destino que solo el tiempo dirá si es el definitivo, mientras que el cansancio del viaje todavía maquilla el consuelo de verse a salvo.
Los primeros refugiados llegaron a Santiago el martes
Con edades comprendidas entre los 20 y los 25 años y en su gran mayoría originarios de Mali, el país del que huyeron escapando de la guerra y la miseria, el martes llegaron a Santiago otros 104 refugiados procedentes de Canarias.
El grupo, que al igual que el de Becerreá forma parte del contingente de 470 personas que serán trasladadas a Galicia en los próximos días para tratar de contribuir a mitigar el colapso que sufren los servicios de asistencia de las islas, arribó al albergue del Monte do Gozo pasadas las 22.30 horas.
Las peticiones de asilo están en trámite
Por ahora están en marcha los trámites de petición de asilo, que les permitirá acceder al mercado laboral. Es un proceso, según explican desde la Delegación del Gobierno, relativamente corto.
Mientras tanto permanecen bajo la tutela de la Administración central, siempre acompañados por equipos de voluntarios de ONG.
Manuel Martínez: "É unha cuestión de solidariedade; desde o Concello imos apoialos no que precisen"
En medio de la expectación que supone la llegada de 69 nuevos residentes a una pequeña localidad como Becerreá, el alcalde del municipio, Manuel Martínez, aventuraba que el recibimiento por parte de los vecinos "vai ser bo". "É que estamos a falar dunha cuestión de solidariedade, de dereitos humanos", añadía, a la vez que avanzaba que desde el gobierno local "imos apoialos en todo o que precisen".
No negaba tampoco la existencia de "un reducido grupo de persoas ao que non lle gusta, pero iso mesmo pasou hai 20 anos, cando chegaron os primeiros rumanos, e acaba pasando".
Martínez destaca que su llegada puede traducirse en un importante número de incorporaciones al mercado laboral de una comarca en la que, en sintonía con buena parte de la provincia, "o que falta é man de obra; se queren, en 15 días atopan traballo". Por ahora deben esperar la resolución de las peticiones de asilo.