Fuente: La Voz de Galicia (29/04/2012)
La comarca alberga cuevas, fósiles y árboles raros por la veta calcarea
Entre los suelos de cuarcitas, esquistos y pizarras que predominan en la montaña, una extraña veta caliza se cuela en los concellos de Os Ancares. |
Procedente del norte de la provincia traza un rumbo sureste, cruza Becerreá y As Nogais, toca las zonas limítrofes de Cervantes y muere en Pedrafita do Cebreiro. En geología se la conoce como caliza de Vegadeo y es de las pocas que existen en nuestra comunidad, donde los afloramientos calcáreos se reducen a un 5%.
Pero al margen de lo extraordinario que tiene la presencia de las calizas en sí, a su paso dejan el paisaje de modelado kárstico de Os Grobos (Becerreá) y especies vegetales más propias de otras regiones, como el haya y la encina. Pero el legado calcáreo se ha enriquecido en los últimos años con el descubrimiento de los yacimientos arqueológicos de Valdavara (Becerreá).
Cuevas con historia y fósiles
La poca acidez que este tipo de roca aporta a los suelos ha permitido la conservación de fósiles paleolíticos. Hasta el momento los más antiguos han sido datados en 14.000 años, y las investigaciones en las cuevas de Valdavara, junto con las de Eirós (Triacastela), están abriendo nuevos derroteros en el estudio de la Prehistoria de Galicia.
El corazón de la veta caliza está en Becerreá. Concretamente en el entorno de las localidades de Cruzul, Morcelle, Horta y A Agüeira la roca aflora y deja sus principales regalos naturales. Así, sobre el suelo predominantemente calizo de Cruzul se extienden unas cuatro hectáreas de encinas. El manto verde oscuro del aciñeiral tapiza todo el año ambas orillas del río, principalmente por encima de la carretera que parte hacia la aldea de Ousón. Estas encinas, primas de los carballos y las rebolas, son las únicas en la comarca ancaresa y están protegidas dentro de la Red Natura.
Junto al aciñeiral, haciendo un guiño a la historia, el puente de Cruzul, promovido por Carlos III, exhibe sillares calizos obtenidos probablemente de la zona. A unos cientos de metros se encuentran precintadas las cuevas de Valdavara, que desde el 2006 acogen en verano investigaciones arqueológicas promovidas por la Universidade de Santiago.
Desde el puente de Carlos III, siguiendo unos tres kilómetros hacia Madrid la nacional más antigua, se llega a Agüeira, donde puede visitarse el paisaje de modelado kárstico de Os Grobos. Kárstico viene de Karst, la región eslovena que da nombre internacional al sinónimo de calizo y donde se encuentran las cuevas más grandes del mundo.
El tapizado de musgo sobre los bloques calcáreos de formas singulares y el bosque de castaños centenarios hacen de la ciudad encantada de Becerreá un paraje que sorprende al visitante.
La franja caliza sale de Becerreá y puede seguirse en As Nogais, Cervantes y Pedrafita, visitando algunos hayedos excepcionales que son los más occidentales del continente. A Marronda, en Baleira, o el hayedo de A Pintinidoira, que ocupa unas 2.5 hectáreas, son buenos lugares para identificar esta especie.
as Calizas de Vegadeo son el afloramiento de roca caliza más occidental de la Península. Están restringidas a una estrecha banda que cruza la provincia de Lugo de norte a sur, desde el límite con Asturias, pasando por Mondoñedo (originando cuevas como las conocidas de O Rei Cintolo) y continuando hacia el sur por Baleira, Becerreá y As Nogais. Los suelos que origina, ricos en cal, favorecen la presencia de dos especies arbóreas, cuya presencia es escasa en Galicia, el haya y la encina. La primera, abundante sólo en la cordillera Cantábrica y Pirineos, necesita condiciones de elevada humedad, por lo que aparece en zonas umbrías, como es el caso de A Fraga da Marronda en Baleira, o el Faial de Pintinidoira, limítrofe entre los municipios de As Nogais y Cervantes.
Por su parte la encina, árbol perteneciente a la región mediterránea, formadora de las dehesas, ocuparía las zonas soleadas y con más escasez de agua. El Aciñeiral de Cruzul, en Becerreá, representa el límite septentrional de distribución europea de esta especie, presente en Galicia tan solo en las provincias de Lugo y Ourense.
La roca caliza sobre la que se desarrolla, con numerosas fisuras por donde se infiltra el agua, proporciona unas condiciones de sequedad que le permiten competir con ventaja frente a otras especies.
Canteras de roca caliza, hayas, encinas, cuevas, algunas con importantes restos de nuestro pasado (Cova de Valdavara), o parejes tan curiosos y con un ecanto especial como el de Os Grobos, en Becerreá, son posibles en la provincia de Lugo gracias a la existencia de esta formación geológica.